quinta-feira, 15 de julho de 2021

46 - LA HISTORIA DEL VIEJO VIGO

Masetti pasó muchas horas estudiando como los musulmanes dominaron casi toda España, sus élites eran árabes y yemeníes, y los bereberes del norte de África, sus perros de guerra, a los que les tocaron las peores tierras según sus gustos, que eran las lluviosas del norte. Un tal Pelayo, un hijo o un espatario de un noble godo de Tui, ganó a los bereberes una primera escaramuza en Asturias, que era parte de la Gallaecia, el antiguo reino suevo asociado por conquista al reino godo. Los cristianos independentes de Asturias ocuparon, primero, la Cantabria, y después, lo que hoy se llama Galicia. 

Los bereberes se revolvieron contra sus amos árabes y yemeníes, e intentaron conquistar Toledo, aunque que fueron derrotados. Aquello permitió a los cristianos extenderse hasta el rio Duero y recuperar todo el territorio de la Gallaecia de los suevos, colocando su nueva capital en León. Don Xosué le mostró un libro que recogía muchos documentos en los que los moros del sur llamaban Yilliqiyya a la antigua Gallaecia en declive y Galisiyya a todo el reino de León, cada vez más expansivo.

En cualquier caso, los cristianos no tenían suficiente gente para poblar los territorios que conquistaban en la línea de frontera combativa del Duero, por lo que ella subía o bajaba cada primavera. Castilla era un condado leonés en la meseta central, por donde llegaban todas las invasiones, poblada por hombres libres que araban mientras vigilaban, teniendo a mano la espada.

La frontera se pudo poblar con los hispanorromanos cristianos sometidos en el sur a los musulmanes, los mozárabes, muchos de los cuales huían de la intolerancia y la opresión de los califas, pero, sobre todo, la supuesta aparición de los restos del Apóstol Santiago en el corazón de Galicia, atrajo peregrinos y guerreros cristianos de toda Europa. 

Al sur del Camino de Peregrinación, se fue estableciendo una línea de este a oeste de castillos y villafrancas dependientes del rey, y no de la nobleza, donde los peregrinos que se establecían estaban libres de impuestos durante la primera generación. Posteriormente, aquellos burgos tenían sus propios fueros y podían negociar su tributación con el rey. 

Fue durante esa lucha de siglos contra los musulmanes que los cristianos de la península dejaron de ser hispanoromanos o godos  para forjar su identificación de españoles, aunque aún no conformasen un estado, sino tres hacia el siglo catorce: Castilla-León. Navarra y Aragón. Fueron precisamente los italianos de Sicilia y Nápoles los primeros que empezaron a llamar españoles a los aragoneses en expansión por el Mediterráneo.

Cuatro siglos antes, un documento de la biblioteca ya mencionaba en Vigo la iglesia local de Bembrive, allá por el año 1024, cuando aún no se había disuelto en pequeños reinos el Califato de Córdoba, que fue un tremendo imperio musulmán extendido por casi toda España menos el norte, cuyos pequeños reinos cristianos sufrían sus invasiones y saqueos cada primavera, porque la economía de Al-Ándalus, en aquella desgraciada época, estaba basada en la venta de cautivos.

En una de aquellas razzias, los moros tomaron Santiago de Compostela y se llevaron a Córdoba sus enormes campanas de bronce a lomos de prisioneros cristianos (cerca de mil quilómetros), para que, invertidas, sirviesen de pebeteros de aceite para iluminar su gran mezquita.

Se mencionaban, también, otras quince iglesias románicas en la comarca viguesa, lo que demostraba un importante asentamiento humano en ella durante los siglos XI, XII y XIII. Don Xosué le llevó a ver tres iglesias medievales: Santiago de Bembrive, San Salvador de Coruxo y Santa María de Castrelos, esta última con interesantes pinturas murales de la época renacentista. Desde la Edad Media también seguían usándose dos puentes de piedra en Sárdoma y Fragoso. El poder occidental cristiano se concentró en el Reino de Castilla y León, que absorbió el de Galicia.

A partir del Siglo XII, la villa de Vigo comenzó a recuperar población, pero estando sometida a un estricto control del poder eclesiástico compostelano y de los señores feudales. Ya en 1425 el mundo comenzó a abrirse, la Corona otorgó a la villa de Baiona autorización para comerciar por mar con otros puertos y se convirtió en la principal competencia de Vigo, limitando su desenvolvimiento económico. 

A pesar de sufrir frecuentes ataques de los corsarios, la villa de Vigo fue creciendo durante a Edad Moderna. Consiguió importancia la actividad artesanal y el comercio pesquero, sobre todo el de la sardina, siendo el gremio más relevante el de mareantes. El núcleo de pesca principal, con todo, estaba en Cangas, habiendo armadores en Bouzas. Vigo era, principalmente, una enorme roca apta para edificar fortificaciones.

En 1587, La villa ya contaba con 868 vecinos, pero las epidemias de peste y los ataques piratas limitaron su crecimiento. Los armadores vigueses organizaron la defensa de la ría, repeliendo en 1589 el ataque de una armada inglesa dirigida por Francis Drake (que ya atacara la ciudad en 1585, tal como le contó don Xosué) y consiguieron de la corona española la patente de corso para saquear los barcos comerciales enemigos. 

Ante las sucesivas acometidas (como la de los piratas argelinos en 1617), y en tiempos de guerra con Portugal, se construyó una muralla en 1665, que contaba con seis puertas de acceso: Puerta del Placer, Puerta del Sol, Puerta da Gamboa, Puerta da Laxe, Puerta da Ribeira y la Puerta de Falperra. La muralla estaba protegida por once baluartes y baterías artilleras.

Todavía se hablaba mucho en Vigo de la Batalla de Rande, aunque había ocurrido hacía ya casi un siglo. En 1702, durante la guerra mundial por la sucesión del trono de España, las flotas aliadas de Inglaterra y de Holanda, cuarenta y nueve navíos, entraron en la ría para atacar a la Flota de la Plata española y los barcos de guerra de Francia que la escoltaban porque el primer Borbón era nieto del Rey Sol. El convoy de cuarenta buques, cargado del mayor número de riquezas procedentes de las Indias hasta entonces, sabiendo que lo esperaba el enemigo en Cádiz y en Finisterre, bordeó Portugal hacia el norte y acabó refugiándose en el fondo de la Ría de Vigo, que se llama la Ensenada de Rande y parece un lago.  

Después de una encarnizada batalla de más de veintitres mil enemigos al mando del almirante George Rooke contra menos de once mil hispanos y galos, tras tomar los fuertes protectores de Corbeiro y Rande, rompieron la cadena del estrecho que los unía y se enfrentaron a los barcos de guerra de escolta. Tras diez horas de combate, la mayoría de buques supervivientes fueron incendiados por orden del almirante Velasco y Tejada y el vicealmirante Rousselet cuando ya no había esperanza, para evitar su captura.

 Aunque lo más probable sea que el comisionado Larrea, a quien se encomendó la tarea, tuvo tiempo, durante las tres semanas anteriores, para descargar el cargamento más valioso y llevárselo tierra adentro, por etapas, en muchos carros del país, se decía que uno o dos galeones capturados por el enemigo, como el Santo Cristo de Maracaibo, donde acumularon lo más valioso de los botines recogidos, encallaron al salir por las Cíes y se hundieron, por lo que tal vez aún podrían haber cofres cargados de tesoros sumergidos en el fondo de la  ría de Vigo.


CONTINÚA MAÑANA

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