quinta-feira, 8 de julho de 2021

22 - LAS TRES FRASES

Aún hubo luz por largo tiempo más, Gaspare estaba queriendo rever el retrato de Sofía antes de caer la noche por completo. Pidió el cuaderno de su amigo y, con disimulo, fingió repasar otras páginas, entanto que mantenía el ojo sobre aquella del retrato.

-¿...Estas tres frases son tuyas, Telmo? -Preguntó Gaspare, mostrándole dónde estaban en el libro.

-No son mías, no -respondió él-, son de un filósofo famoso, las copié para ver lo que mi hermana opinaba sobre ellas.-

-¿Sofía? ¿...Y qué opinó ella de ésta? -y leyó la primera frase:

"La educación de las mujeres siempre debe de ser relativa a los hombres: agradarnos, sernos de utilidad, hacernos amarlas y estimarlas, educarnos cuando somos niños y cuidarnos cuando somos adultos, aconsejarnos, consolarnos, hacer nuestras vidas fáciles y agradables".-

-¡Já! lo que la Sofía dijo fue: "¡Ese hombre, lo que quiere, es una madre!"-

-¿Dijo eso? Fantástico ¿Y qué dijo de esta otra?:

"Toda su vida deberían de estar sujetas a la restricción más severa y constante, que es el decoro".-

-Ella pregutó qué decoro sería ese, y cual el comportamiento adecuado, discreto. oportuno y respetuoso, "No mire nada, no diga nada, ni piense, no se entere de nada", que precisaba ser impuesto con severas restriccioens de por vida... Supuso que debía ser el mismo decoro forzoso de los esclavos frente a su amo. Y declaró que ella no quería un amo, de ninguna manera, sino un compañero de vida.-

-¿Y de esta última frase?- rió Masetti, muy bien impresionado. ¿Qué es lo que ella diría de ésta?:

-"La perversidad y la malicia de las mujeres es el agravante de su propio infortunio, y de la mala conducta de sus maridos".-

-Ella no encontró gracia ninguna en ésta. Preguntó quién era aquel filósofo y quien él se creía que era. Y si sería hijo de una madre perversa y maliciosa o el resentido esposo de una mujer que le daba problema, a quien tendría que tratar con mala conducta, o sea, indigna de un buen hombre, hecho y derecho. Un hombre que es hombre.-

-¿ESO DIJO?- Se asombró Gaspare.- ¿Y quién era él, Telmo, quién fue que escribió esas tres frases?

- Fue Jean Jacques Rousseau, el escritor de Ginebra, el que encantaba con las letras, el apóstol de la Libertad y de la Igualdad. Y de la Revolución, para retornar a ser el hombre natural, puro y espontáneo...-

-Sí, sedujo a muchos y a muchas aquel sofista suizo y calvinista, también a mí, cuando mas joven... el Rousseau, lo bien que escribía... Yo leí sólo algunas cosas de él, que, claro, escribió muchísimas. ¿Sabes, amigo Telmo? Cuando se escribe tanto, se dicen algunas cosas bien brillantes y cautivadoras, junto a otras muchas que son las toneladas de boberías que todos cargamos.

La verdad... -siguió Masetti.-...No habría imaginado que aquel pensador que hablaba que el hombre es bueno por naturaleza, pensase que la mujer no lo fuera, y que necesitaba que la sociedad la educara y vigilara de forma restricta y severa. No era él quien decía que es la sociedad la que corrompe con su adoctrinamiento al buen salvaje puro y natural?-

-El "antiadoctrinamiento del adoctrinador" -observó Telmo. -Yo pensé lo mismo, cuando copié esas frases sin colocar el nombre del autor, para no influenciar a Sofía, a quien también le gusta mucho Rousseau, pero sin conocerlo, igual que tantísima gente.

Realmente, ni Sofía ni yo, Gaspar, nos podíamos creer que frases tan conservadoras pudiesen ser escritos de un pensador que tanto había influido en los más progresistas de los ilustrados y en la Revolución Francesa, como el abanderado de la igualdad, de la libertad y de la República de los virtuosos naturales.-

...La revolución, queriendo substituir el Antiguo Régimen por una nueva cultura, justificaba la guillotina porque consideraba que era necesario un cambio radical de la sociedad, para rescatar el alma natural del hombre. Desafortunadamente, sólo consiguieron con eso exteriorizar lo que más de bestia fanática y asesina había en nosotros.-

-Bueno -dijo Gaspare-, hay que tener en cuenta que Rousseau era un hombre de la generación de nuestros abuelos, él nació en 1712, si viviese hoy tendría ya 88 años. En su época la mujer y el hombre no se veían como ciudadanos iguales, ni de lejos. Tampoco las veían como iguales los jacobinos, por muy revolucionarios que fueran.

Yo creo, amigo Telmo, que sólo después de que pasó el Terror y vino una época de aliviada celebración del placer de vivir por parte de los supervivientes, ellas ganaron mayores libertades, y cuando digo ellas, no me refiero a las mujeres del pueblo llano, no. Me refiero a las cortesanas bellas, ricas y cultas, amantes de los politicastros corruptos del Directorio, madamas cortesanas bien expertas, que en cualquier tiempo se las arreglaron para usar y abusar de su poder de seducción.-

Telmo había leído y escuchado mucho acerca de las libertades sexuales que se tomaban los franceses y francesas luego de la Revolución, pero no tenía la menor experiencia en ellas. Gaspare le fue informando sobre algunos de los juegos sexuales que estaban de moda en el país vecino en la época del Directorio, asegurándole que nada le debían a la Revolución, sino que ya eran frecuentes entre los libertinos de la aristocracia del Rey Sol, mucho antes que ella, o quizás más antiguos. Su amigo español escuchaba sobre todo aquello con una mezcla de fascinación y de horror, y acabó diciendo:

- Me parecen juegos sexuales, como tú los llamas, que bien pueden jugarse con una prostituta, para ver si uno se divierte experimentando algo nuevo y morboso; pero indecentes para practicar con tu señora esposa. ¡Por Dios! ¿Cómo le vas a hacer eso a la mujer que, con los mismos labios, va después a besar a tus hijos?-

Cuando escuchó estas palabras, Masetti se apresuró a decir que todas aquellas extravagancias eran cosas de las que los franceses procaces se jactaban, pero que concordaba con Telmo en que a él mimo le parecían eso, extravagancias, hasta groserías obscenas, y que jamás se le ocurriría ni mencionarlas ante ninguna mujer respetable. "Y espero de ti que me guardes la confidencialidad".-

En adelante, tuvo mucho cuidado de no volver a hablar de aquellos temas abiertamente con Telmo, que, claro, tenía una visión muy conservadora del sexo; no fuera que llegara a juzgarlo a él demasiado canallesco para relacionarse con su señora hermana.


CONTINÚA MAÑANA.

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