-Don Buenaventura me dijo que la City de Londres no era
lo mismo que la ciudad de Londres, don Xosué.-
- No, la City no es la ciudad de Londres, es su corazón
financiero, o el corazón financiero de Europa, con ambición de serlo del mundo,
y es independiente de la ciudad de Londres y del Parlamento Inglés. Ya desde la Edad
Media, la City desarrolló su propio código legislativo para las clases
comerciantes, consiguiendo tal autonomía que se le concedió el estatus de
espacio separado de la jurisdicción del reino, con sus propias leyes. Mire
usted, este otro es un excelente libro sobre la City, que a todos los hombres de
negocios les sirve para iniciarse.
En 1203, el Papa Inocencio III excomulgó a Juan I de
Inglaterra por oponerse a su nombramiento del arzobispo de Canterbury. Aquello
disolvía el juramento de fidelidad de sus súbditos cristianos y permitía que
sus nobles pudiesen llamar al rey de Francia a invadirle y deponerle. Juan I de
Inglaterra hubo de aceptar la Bula Áurea, ante la cual sometía al vasallaje
papal a todas las tierras de Inglaterra, Irlanda y Gales, por lo que, desde
entonces, se le conoció como Juan Sin Tierra.
Todo esto, ya se lo puede imaginar, era una disputa por
el reparto de los impuestos y de las rentas entre el rey y el Papa, que ya
había excomulgado antes a otros aliados suyos, como el emperador Otón IV y el
conde Raimundo VI de Tolosa.
Pero los barones se le rebelaron y Juan sin Tierra, muy
impopular y debilitado, fue obligado a aceptar la Carta Magna, aunque ahora el
Papa la derogó para proteger a su arrepentido vasallo. El documento garantizaba la
protección de los derechos eclesiásticos, la protección de los barones ante la
detención ilegal, el acceso a justicia inmediata y limitaciones a las tarifas
feudales que cobraba la Corona. Y además otorgaba toda clase de privilegios
autonómicos a la City de Londres.
A pesar de la derogación por parte del Papa, después de
la muerte de Juan I, sus monarcas sucesores no tuvieron otro remedio que
ratificarla, para conseguir apoyo y fondos de sus bases, confirmándola como
parte del derecho estatutario de Inglaterra.
Varios juristas utilizaron mucho el mito de la Carta
Magna a principios del siglo XVII, para objetar el derecho divino de los reyes,
planteado por los Estuardo desde el trono. Tanto Jacobo I como su hijo Carlos I
intentaron prohibir la discusión de la Carta Magna, hasta que la Revolución
inglesa de los años 1640 y la ejecución de Carlos I, propiciada por Cromwell,
restringieron ese disenso como políticamente incorrecto. Carlos I Estuardo de
Inglaterra fue el primer rey europeo decapitado por sentencia de su pueblo,
mucho antes de que los franceses lo hiciesen con su Borbón.
El mito político de la carta y la protección de las
antiguas libertades personales persistieron después de que lo
ingleses expulsaran a su último rey católico en lo que ellos llaman la Revolución
Gloriosa de 1688.
La Carta Magna influyó en los primeros colonos
americanos de las Trece Colonias y en la formación de la Constitución
Estadounidense en 1787, apareciendo como la primera afirmación de la libertad
del individuo frente a la autoridad arbitraria de los déspotas.
… Aunque la verdad, aquí entre nosotros, es que la carta sólo concernía a la
relación medieval entre el monarca inglés y los barones y hombres libres, y no
a los derechos de la gente común y sierva, que no tenían ningún derecho, mucho menos privilegios, y a ninguno de ellos les
importaban para nada.
Desde la Edad Media, pues, las autoridades de la City,
que ocupa apenas una superficie no mayor que la del actual Vigo, son elegidas
por sus empresas, a más empleados, más votos. Sobre estos cargos, sus
empleados y residentes eligen a su Lord Mayor o alcalde. Eso ha convertido a la
City en el lugar más seguro de Europa para el desarrollo empresarial sin límites, porque el intervencionismo del estado es mínimo. Se pueden
encontrar allí sucursales o sedes de las principales compañías aseguradoras,
jurídicas y financieras del mundo. También las mejores agencias de espías y vendedores de información.
Como el secretario de don Buenaventura que mejor sabe negociar en inglés, Gaspar, yo tengo que tratar con la City cada vez que nuestros corsarios capturan un barco inglés, o los corsarios anglos capturan un barco nuestro. Además de los oficiales y tripulantes, siempre hay muchos documentos y cosas valiosas que hay que intentar rescatar mediante trueque o pago. Lo más conveniente es tener aseguradoras comunes con el enemigo. Y no es necesario desplazarse a Inglaterra para negociar. La City tiene una excelente sucursal aquí cerca, en Gibraltar.
La banca siempre gana. A partir del modelo de la City, algún día, el mundo todo será regido por una docena de empresas sin patria , que usarán como títeres a los dirigentes de las naciones y manipularán a su antojo a todos los pueblos.
La City es como un estado dentro de otro estado. El
monarca reinante debe pedir permiso a su autoridad principal, el Lord Mayor,
para entrar en ella. El trabajo del Lord Mayor consiste, fundamentalmente, en
conseguir que las prioridades del sector bancario se trasladaran a prioridades
del gobierno británico, y que éste llegue a identificar los intereses de la
City con el interés nacional.
La verdad es que está justificado: La economía de la City supone un quince por
ciento de la economía británica total, que se desplomaría sin ella.
Con Cromwell se anuló la prohibición de residencia a los
judíos, por lo cual se inició el asentamiento de sus principales familias
de financieros a la City, que se trasladaron desde Holanda a Inglaterra. Fue la
City la instigadora y financiadora de los ataques conquistadores de Cromwell a los católicos
irlandeses y escoceses. Tras la llegada del holandés protestante Guillermo III
en 1688, para sustituir al último rey católico Jacobo II Estuardo, la City
perpetuó sus privilegios.
Teniendo en cuenta, Gaspar, que Inglaterra se desarrolló
sobre el lucrativo negocio de la trata de negros, la piratería y el corsarismo,
la City también es el centro de las principales empresas negreras, de las que
se dedican a explotar colonias, hacer contrabando, vender oro y plata, armas, alimentos,
alcohol, drogas y medicinas, y de las que median en los rescates de buques capturados
por piratas y corsarios, las cuales, en sus años de mayor actividad, los
períodos de guerra, llegan a tener volúmenes impresionantes de negocio.
Siempre habrá guerras, desgraciadamente, en las que
siempre pierde, sobre todo, la pobre base de los pueblos, porque ninguna otra
actividad como ellas y las sucesivas reconstrucciones, permite ganar tanto
dinero rápidamente a las élites, a veces, aunque su país pierda la guerra. Los
grandes financistas suelen jugar a dos barajas, invirtiendo en casa y en el
enemigo, por medio de sus agentes exteriores, o formando parte de conglomerados
transnacionales o sociedades secretas... por lo tanto, la banca siempre gana.
CONTINÚA MAÑANA.
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