quarta-feira, 14 de julho de 2021

45 - LA GUERRA DE LAS NARANJAS

 Gaspare Masetti, llamado "el Romano",  decidió entonces que su nueva patria era, definitivamente, España. Su patria-esposa escogida y la patria madre de la mujer que quería como esposa. Durante los siguientes siete años, el mundo externo se convirtió apenas en un telón de fondo para él y para Telma Sitge. Un telón de fondo en tercer plano, ya que el segundo plano era la construcción de su vida en común en Vigo y, el primero y más íntimo, la de su amor y su familia. 


Al final del verano de1801, el teniente de granaderos Rafael Llanza visitó de nuevo en Vigo a Masetti, porque su regimiento había sido destinado a controlar y amenazar la frontera portuguesa, respondiendo a un requerimiento del Primer Cónsul francés, Bonaparte. 

 Llanza le felicitó mucho por su noviazgo, comentó la inflacción y elevados impuestos que se comían la economía del pueblo, así como los reclutamientos forzosos que habían provocado revueltas populares en Valencia y Castellón, que fueron reprimidas con dureza.

Luego le informó sobre como la batalla de Marengo que Napoleón había ganado en Italia el año anterior. En realidad los austríacos sorprendieron a los franceses, que se quedaron atascados, pero Napoleón pidió refuerzos. Le preguntó al general Desaix, que llegó oportunamente, como veía la situación, y éste le respondió:

 -Esta batalla está perdida, pero son sólo las dos de la tarde, tenemos tiempo de ganar otra-. Y la ganaron, aunque Desaix murió persiguiendo al enemigo.

 Aquello provocó la retirada de Austria y permitió a Napoleón recuperar todo el norte de Italia, que Francia había perdido mientras él estaba en Egipto, lo que reforzó muchísimo su popularidad y autoridad como Primer Cónsul y su ambición, creo. 

 El mismo día en que Desaix murió en Marengo, su camarada, el general Kléber, a quien  Napoleón había dejado abandonado con su ejército en Egipto, fue asesinado por un estudiante sirio que quería vengar las matanzas practicadas en Palestina por los franceses. Napoleón domina tan bien la propaganda que hizo que sus derrotas en Oriente Medio y la capitulación final de sus tropas  pareciesen eventos gloriosos a los franceses.

 Se obsesionó con la idea de bloquear a Inglaterra, para lo cual su embajador en Madrid presionaba todo el tiempo al gobierno español para obligar a Portugal a cerrar sus puertos a los ingleses, cosa que los portugueses no podían hacer, porque la mayoría de su comercio y la protección de su imperio colonial dependían de su alianza con Inglaterra. 

 Al rey español  no le gusta nada tener que atacar al príncipe regente portugués,, Joao VI, heredero dela corona, que es su yerno, casado con su hija mayor, Joaquina Carlota, y sabe que el pueblo español siente como hermanos extranjeros a todo el pueblo portugués, gentes de la familia hispana, no como Francia, que sólo era pariente por la familia de los reyes Borbones, siendo que los franceses habían guillotinado a su Borbón, para completarlo.

 Al dominar de nuevo el norte de Italia, Napoleón se había apoderado del ducado de Toscana. Consciente de que la Reina de España, María Luisa de Parma, quería un reino para su hija y su esposo, le ofreció crear uno en Italia  a cambio de mantener y acrecentar militarmente la alianza de Francia y España contra Portugal e Inglaterra, y que se le cediese el ducado de Parma y el territorio de Luisiana.  

 Así fue que se le ocurrió inventar el estado títere del Reino de Etruria, formado por la Toscana y el principado de Piombino, aunque Francia se quedó con la isla de Elba. Fue creado el 21 de marzo de este año, en virtud de la firma del Tratado de Aranjuez.

 -Este acuerdo fue tan secreto que el favorito Godoy sólo se enteró de él un mes después de firmado, porque no es tonto y sin duda se hubiese opuesto a parte de él, dentro de sus posibilidades.- Dijo Rafael LLanza-. 

 -Ésto es lo que es el absolutismo, Gaspar: como quiere colocar una corona a sus niños y considera el imperio hispánico su finca particular, la reina entrega a Francia sus territorios y súbditos de Parma y Luisiana, continua comprometiendo a una España con la economía por los suelos en la lucha contra Inglaterra, que la tiene comercialmente bloqueada, entrega su flota y las tropas que le pidan a Napoleón y está dispuesta a hacerle el juego sucio invadiendo Portugal. Todo a cambio de un territorio italiano totalmente controlado por él, que, cuando quiera, lo recupera.-

 -Vea usted... pues dice la madre de un amigo mío que si las mujeres mandaran, se acabarían las guerras...-

 -Además de eso, como a Napoleón le interesa tratar de reconciliar a Francia con el nuevo Papa, porque necesita que no lo vean más como un jacobino matacuras enemigo de la religión, sino como el Regenerador de Francia,  el que la vuelve al buen camino sin perder la libreté, equalité, fraternité, vamos, nuestros reyes sacan del gobierno español al primer ministro, Urquijo, para hacerse perdonar por la Iglesia, a la que Urquijo obligó a un enorme préstamo forzoso a las desastrosas finanzas reales, y ponen en su lugar al primo político de Godoy, Pedro Ceballos, con lo que los ilustrados que intentaron reformar el país salen, y el favorito y su camarilla, Álvarez, tío de Godoy ministro de la Guerra, el Marqués de Branciforte, que robó cuanto pudo como virrey de Nueva España, casado con la hermana de Godoy.

...Godoy, que vuelve a retomar las riendas del poder detrás de ellos. Éste es el siglo del nepotismo, Don Gaspar.

Y del chaqueteo. Se rumorea que Godoy, que antes admiraba a Inglaterra y aconsejó atacar a la Convención, ya está planeando como tomar el país vecino y hermano, aliado a las tropas francesas. Ahora bien, tal como es él, yo estoy seguro de que intentará llevar todo el protagonismo de esa empresa, es decir, que nosotros lo tengamos como generalísimo.-

 -Usted escogió la carrera militar, mi amigo.-

 -Yo la escogí, si, y eso implica pelear y hasta morir por mi país, si es necesario. Lo que me dolería sería morir o quedar inválido, no por mi país, sino por las ansias de poder de políticos nacionales corruptos y chaqueteros o por servir a las ambiciones de un manipulador de países, como Bonaparte.-

 

 La siguente vez que Gaspare vio a Rafael Llanza fue después de la Guerra de las Naranjas. Masetti le había enviado una invitación para su próxima boda con Sofía, él vino a felicitarlo y a disculparse de no poder asistir, pues había sido destinado a Italia.

 -Me mandan, con mi regimiento, a sustituir a las tropas francesas en el control del reino de Etruria, Gaspare, Napoleón las necesita para emplearlas contra Austria.-

 -"Reino de Etruria" es una fantasía inventada por Bonaparte, Rafael-  Dijo Gaspare- Yo conozco aquello como la hermosísima Toscana, como la maravillosa ciudad de Florencia, como la elegancia increíble de los florentinos ...y de las florentinas. Usted va a disfrutar muchísimo de uno de esos grandes corazones de Italia. Los otros dos que a mí  me encantan, por mis vivencias allí, son Roma y Módena,  Pero no quiero morir sin conocer Nápoles,  la Costiera Amalfitana, Sicilia...-

 -¿No tiene una gran nostalgia de Italia, mi amigo?- Preguntó Rafael con simpatía.-

 -Italia toda, la que conozco y la que sólo he soñado, siempre están conmigo donde yo me encuentre, Rafael. Y lo mismo con usted, amigo mío. El paisaje de la infancia y sus sensaciones se acaban convirtiendo en nuestro paisaje del alma. El paisaje del hogar.-

 Nada dijo el teniente, pero en su mirada había una profunda comprensión y connivencia.

 -¿Qué le pareció lo de Portugal?- Le preguntó con intención Gaspare.

 -Me pareció una vergüenza y un abuso. Sinceramente y aquí, entre nosotros.- Dijo el militar ensombreciéndose.

 -Me gustaría oírlo confidencialmente, Si usted quisiese contarme su punto de vista.-

 -Fue una guerra de farsa y de mierda, Gaspar, un teatro que se montaron dos reyes, suegro y yerno, para contentar a Napoleón. Esa es la vergüenza. Un paripé, Gaspar.- Dijo amargamente. Soy un soldado, un guerrero, y me vi haciendo de actor de tercera de un teatro de políticos.-

 -¿Y por qué un abuso?-

 -Porque el Príncipe de la Paz metió de golpe sesenta mil hombres en la frontera este central de Portugal, mirando hacia Lisboa, en tanto que un ejército vigilaba el Sur y el otro, donde yo estaba, la frontera norte.

 Un abuso, amigo, poco pudieron nuestros hermanos portugueses, y digo hermanos porque hace casi nada fueron nuestros fieles aliados en la lucha contra la Convención en Rosellón y Cataluña... mis compañeros oficiales y yo sufríamos por empatía casi lo que sufrían nuestros oponentes, los portugueses, como si estuviésemos  empujando a otros españoles por orden de una potencia externa a la que no se le veía la cara, sobre todo porque Godoy dejó a los franceses acantonados en Ciudad Rodrigo, para que que sólo sus tropas tuviesen protagonismo.

Los portugueses  sentían la farsa con mayor intensidad que nosotros, los españoles. Sabían que su rey estaba seguro de que no teníamos pretensiones territoriales, sólo estábamos allí para imponer la voluntaf del Corso. "No comerciais con Inglaterra, porque aquí mando yo". Nosotros teníamos que hacer el teatro del aliado tonto útil y los pobres colegas lusos el de ilusos soldados que defienden a su patria con honor y sin esperanza. Y algunos hasta murieron en aquella mascarada.-

 -Entiendo...- Dijo Gaspare.

 -No pensaba en que iba a vivir este tipo de guerras cuando escogí ser soldado, Gaspare, porque lo militar estaba en mi familia y yo soñaba desde niño con  llegar a ser un muy buen y destacado militar. Pero la Guerra de las Naranjas no fue sino vergüenza para todos los soldados, aunque aparentemente los españoles  ganáramos una ciudad en Europa y los lusitanos extendieran el Brasil más al sur, por tierras de misiones. Pero nuestra invasión del Alentejo fue un abuso. Y a ningún guerrero con honra le agrada abusar. No ganó ni Bonaparte.-

 -¿...No ganó...?-

 -No, no ganó lo que quería ganar, por mucho que envió a su hermano Luciano a negociar, sólo teatro. Ganó teatro. Los portugueses continuarán comerciando con Inglaterra y siendo sus aliados. Aunque disimulando un poco. No ganó nada que valga la pena el Napo.-

 -¿Cómo fue su participación en el norte, Rafael?-

 -Nada digno de mención, un contingente portugués de menos de 1.800 hombres muy mal preparados salieron de Chaves para intentar tomar Monterrei, pero les cortamos el paso.  No hubo más que escaramuzas entre las vanguardias, pero debieron pensar que éramos muchos más que los que éramos, y se retiraron. Y les dejamos que lo hicieran.-

 Gaspare sentía cada vez mayor amor por los españoles que apreciaba y, aunque mantenía ante ellos la discreción y la diplomacia del extranjero en otra tierra, se dolía en su interior de que una nación que había llegado a tan universales cotas de valor y civilización se encontrase dirigida por una clase dominante mediocre y sometida al servilismo al dictador que se había aprovechado de todos los logros de la Revolución Francesa, con tanta sangre alimentada, para cimentar su poder y su megalomanía sin límites.

 

Sólo años más tarde (porque Godoy cuidó de ocultarlo), Masetti vino a enterarse de que, a cambio de un pequeño municipio fortificado de 30 fuegos llamado Olivenza, a orillas del Guadiana, conquistado y retenido por él, España había perdido en aquella guerra, ante la iniciativa privada de los bravos colonos portugueses del sur del Brasil, siete pueblos con un total de de 12.000 habitantes en las misiones orientales de Río Grande, en el virreinato del Río de la Plata, que se extendían por un territorio excelente para la cría del mejor ganado, y tan grande como todo el Portugal peninsular. 

 

 CONTINÚA MAÑANA

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