domingo, 18 de julho de 2021

68 - EL MOTÍN DE ARANJUEZ

El ritmo de vida de Jean-Andoche Junot  le suponía unos gastos que no podía asumir y se vio envuelto, además, en numerosas peleas y conflictos, haciendo gala de un carácter cada vez más desequilibrado. Por si fuese poco, mientras Napoleón y su Gran Armée luchaban en Polonia, Junot hizo la corte a Carolina Bonaparte, hermana del emperador y esposa del mariscal Murat, convirtiéndose en su amante. Al regreso del ejército a Francia, un indignado Murat retó a Junot a un duelo, pero nunca se llegó a celebrar por prohibición expresa de Napoleón.

La consecuencia fue la destitución de Junot de su puesto en París y su nombramiento como comandante en jefe de un ejército que cruzará los Pirineos en 1807, con la misión es invadir Portugal, el eterno aliado de Inglaterra.  Napoleón le animó «su bastón de mariscal está ahí». Ilusionado por la posibilidad de lograr su máxima ambición militar, Junot planificó cuidadosamente la campaña en Salamanca. 

Apoyado por la logística hispana, acompañado por unos veinticinco mil soldados españoles, el ejército francés organiza la invasión por caminos difíciles, que concluye con la toma de Lisboa, justo cuando desaparecen en el horizonte las naves en las que escapan de Portugal toda su clase dirigente, todos los exquisitos de la corte y los tesoros del país , camino del Brasil, escoltados por la flota británica, y abandonando al pueblo en manos del enemigo. 

Satisfecho por su rapidez y eficacia, Napoleón le concedió el título de duque de Abrantes y le nombró gobernador de Portugal, aunque no le asciende aún a mariscal. Pese a estos éxitos, Junot acabará demostrando una vez más su incapacidad para llevar a cabo funciones civiles y administrativas, pues su desacertada gestión y su negativa a involucrar a los portugueses en el gobierno le granjean numerosas revueltas. 

Por si fuera poco, un tiempo adelante, las tropas inglesas al mando de Wellington desembarcaránn en Portugal y derrotarán al ejército de Junot en la batalla de Vimeiro. El Convenio de Sintra acordó la retirada del ejército francés de Portugal y su vuelta a Francia, pudiendo incluso llevarse todo el botín de lo que habían robado..


Pocos meses antes, la noche del 19 de marzo de 1808, el populacho, dirigido por una parte de la nobleza desdeñosa ante el recorte de sus privilegios realizado por Godoy, asaltó el palacete del favorito, en el llamado motín de Aranjuez, tras el cual fue destituido de sus cargos y honores, como lo fue el rey Carlos, anonadado ante el golpe de Estado perpetrado por su hijo, tras abdicar la corona para que no matasen a Godoy, siendo encerrado en el castillo de Villaviciosa de Odón en Madrid, por orden del príncipe Fernando.

Aún así, el valido a duras penas salvó la vida gracias a la intervención de os soldados de Murat, quien lo condujo a Bayona, en donde se vio por primera vez directamente con Napoleón. Allí se encontró también con sus señores y con su enemigo Fernando; ni padre ni hijo eran ya reyes por haber hecho cesión de sus derechos sobre la corona española a la dinastía Bonaparte, en las abdicaciones de Bayona.

Carlos IV, hombre del antiguo régimen, no podía concebir la traición de su hijo en El Escorial (aunque la perdonó) o en Aranjuez (que le costó la corona) y tampoco podía concebir que el emperador de los franceses le hubiera engañado sin hacer ningún honor a su palabra, y sometiendo España a la destrucción, la sangre y el fuego. Ese comportamiento traicionero en un emperador era algo que no era capaz de comprender, que no le podía entrar en la cabeza. Se dice que por no seguir un comportamiento semejante, que implicaba engaño, Carlos IV había retrasado indefinidamente la expansión de España por el norte de África.

Los palacios y posesiones de Godoy fueron objeto de rapiña. El Motín de Aranjuez o Levantamiento de la ciudad de Aranjuez ocurrió entre el 17 y el 18 de marzo de 1808. 


 ¿Qué fue lo que motivó el motín y el golpe de estado? Tras la derrota de Trafalgar, la oposición al gobierno recayó fundamentalmente en las clases bajas. A ello hay que sumarle el descontento de la nobleza, la impaciencia del príncipe de Asturias (el futuro Fernando VII) por reinar, la acción de los agentes de Napoleón, las intrigas de la Corte —donde se iba creando un núcleo opositor en torno al Príncipe de Asturias, formado por aristócratas recelosos del poder de Manuel Godoy y escandalizados por las relaciones de este con la reina María Luisa de Parma—, ​ así como el temor del clero a las medidas desamortizadoras.

La presencia de tropas francesas en España, en virtud del tratado de Fontainebleau, se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando (sin ningún respaldo del tratado) diversas localidades españolas (Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras). El total de soldados franceses acantonados en España ascendía a unos 65 000, que controlaban no solo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera francesa.

La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal.

El 17 de marzo de 1808, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del viaje de los reyes, una pequeña multitud (compuesta por empleados de los nobles llegados al efecto, puesto que al ser sitio Real y Villa, Aranjuez no tenía una población villana que pudiera alzarse por sí sola), dirigida por miembros del partido fernandino —nobles cercanos al príncipe de Asturias—, se agolpa frente al Palacio Real y asalta el palacio de Godoy, quemando aquellos enseres que no fueron directamente saqueados. El palacio era realmente propiedad del rey, ya que Godoy se lo había vendido en 1803, pero este lo siguió habitando durante las jornadas de los reyes en Aranjuez. El motín perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en el príncipe Fernando.

Su esposa, María Teresa de Borbón y Vallabriga, y su hija, Carlota Luisa, que también se encontraban en el palacio, fueron conducidas entre vítores al Palacio Real de Aranjuez, por conocer el pueblo la actitud desdeñosa de Godoy hacia aquella, humillada por sus públicas atenciones a su amante Josefa Tudó.

El día 19, por la mañana, Godoy es encontrado escondido entre esteras de su palacio y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps, en medio de una lluvia de golpes. Ante esta situación y el temor de un linchamiento, interviene el príncipe Fernando, verdadero dueño de la situación, en el que abdica su padre al mediodía de ese mismo día, convirtiéndolo en Fernando VII.

Los acontecimientos de Aranjuez fueron los primeros estertores de la agonía del Antiguo Régimen en España. El pueblo había sido manipulado, pero en cualquier caso, su intervención fue decisiva, puesto que no solo consiguió la renuncia de un ministro odiado (ya había ocurrido en el motín de Esquilache en 1766), sino también la renuncia de un soberano y el acceso al trono de un nuevo rey, legitimado por la voluntad popular.   

Carlos IV escribió a Napoleón "ponerse en los brazos de un gran monarca, aliado suyo", buscando la recuperación del trono usurpado por su propio hijo. Esto indujo a que Napoleón confirmara su idea sobre la debilidad e ineficiencia de la corona española y se decidiera a invadir España.

-Sire,- había dicho uno de sus lameculos- ¿Por qué derrocar a los Borbones? ...Si ya son nulos... harán cuanto usted les mande.-

-Son nulos, pero ya no quiero ni mandarles ni verlos delante.- Respondió el Corso.

Cuando el príncipe Fernando llegó a Bayona, dispuesto a rogar que Napoleón le reconociese como rey, se lo encontró sentado en compañía de sus padres, El Corso le miró con severidad y dijo algo como ésto:

-Usted es un golpista. Devuelva la corona a su padre, firme aquí.-

Fernando firmó de inmediato. Carlos IV firmó también aceptando la corona, y otro documento, acordado previamente, por la que se la cedía a Napoleón, a cambio de un retiro dorado.



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